La violencia en nuestro país, no es un hecho nuevo y tampoco es nuevo saber que los actos violentos nacen en el seno de la propia familia.

Para nada sorprende ahora que de diario los informativos periodísticos informen de los maltratos a mujeres y niños y que estadísticamente el Perú se constituye como uno de los países donde el feminicidio se ha incrementado en los últimos años.

Lo que también nos debe llamar poderosamente la atención es el hecho que este tema se ha vuelto tan cotidiano que ahora constituye una nueva estrategia de marketing para campañas publicitarias y/o programas de televisión de señal abierta y/o cerrada.

Tal es el caso, de un spot de la empresa Line: llama y chat gratis http://line.naver.jp/es-MX/, en donde a fin de llamar la atención de lo importante de los mensajes tipo “emoticon” los protagonistas del comercial son literalmente abofeteados por un “muñequito” ante lo cual los protagonistas reaccionan con cierta gracia. 

Otra situación cotidiana es ver como en algunos programas de televisión transmitidos en horario de protección al menor se realizan bromas hasta convertir en trivialidades este tipo de temas, ello sin contar que en los programas humorísticos es el pan de cada día y parte de sus argumentos.

Frente a tal situación existe una complacencia de las autoridades reguladoras de los medios de comunicación que permanecen impávidos frente a problemas que atraviesa nuestra sociedad y que si bien no son los llamados a brindar formas de solucionar pero como parte de la sociedad civil deben coadyuvar en una toma de conciencia.

No es que se pretenda vivir en una sociedad utópica, pero no pretendamos tampoco vivir en un entorno en donde lo correcto esté sujeto a ciertas “condiciones” impuestas, donde los valores morales estén supeditados a diversas interpretaciones o usar el viejo estribillo que los medios deben autorregularse y si nunca lo hacen queda la opción de usar tu control remoto y migrar a otra señal.

Y si ello no sucede porque precisamente encontramos ese morbo escondido, debe por tanto existir un límite que imponga la SNRTV o el ANDA, donde ya no es suficiente el horario de protección al menor sino un reestructurado horario de protección a la familia, y dejar toda esa novedosa morbosidad para otros momentos, porque valgan verdades las madrugadas están llenos de ávidos lechuceros dispuestos a aceptar todo.

Para muchos puede resultar contradictorio o les parecerá risible lo dicho pero no es que se busque una televisión cultural, eso sería la panacea de todo, lo mínimo que se pide es una televisión de sano entretenimiento que permita ser compartido por todos y en donde temas como el de la violencia sirvan únicamente para ser discutidos en casa y no para nuestro “esparcimiento”: