Creo que a la mayoría de mujeres nos ha pasado que al mirar una publicidad estática o un catálogo de máscara de ojos, nos sorprendemos gratamente y pensamos cuán avanzada está la ciencia hoy en día que nos permite tener unas pestañas maravillosas, largas y sobre todos curvas.

Es que parte importante de toda mujer es el cuidado de su belleza y principalmente de los ojos, pues como se diría, se trata del espejo del alma y precisamente de ese espejo buscan las casas comerciales de productos cosméticos en esmerarse por ofrecer el mejor producto.

Frases tan impactantes como “dele personalidad a su mirada”, “pestañas 100% mas voluminosas” “aumente el diámetro e incremente el volumen de sus pestañas” unidas a fotos perfectamente explícitas, nos crean la convicción que el producto que tenemos frente a nosotras es la maravilla recién descubierta.

Con ello se genera una fuerte necesidad de consumo y cerrando los ojos nos dirigimos hasta el primer punto de venta y con la ilusión del primer amor creemos encontrar en la adquisición del producto promocionado, llámese rímel, máscara de pestañas etc, la salvación a nuestros problemas y punto final. Pero, pero, pero allí no termina todo, recién empieza el dilema, cuando al llegar frente al espejo y embadurnar nuestra delgadas y pequeñas pestañas con la revolución en belleza, oh! Oh oh! Resultado final: ningún resultado, pues todo ha sido un vil engaño.

Y no tenemos otra forma de manifestarlo pues todo lo que se ha suscitado hasta el momento es publicidad engañosa, pues lamentablemente las modelos que promocionan dichos productos hacen uso de pestañas postizas y sobre ellas recién se aplican la máscara en cuestión.

Este tema lejos de ser frívolo y de poca importancia, llamó seriamente la atención al organismo regulador del Reino Unido, quien criticó que la publicidad utilizada por la Casa Francesa LOREAL "exageraba el efecto que se podría conseguir utilizando la máscara en pestañas naturales". Pero, sobre todo la Advertising Standards Authority (ASA) dijo que la compañía violó sus normas y confundió a los consumidores al no dejar claro que la actriz Penélope Cruz (modelo de la publicidad) llevaba pestañas falsas.

Han transcurrido cerca de seis  años desde que se difundió la noticia a nivel mundial, entendemos que en otros países se sigue haciendo uso de esas “ayuditas” pero se advierte al consumidor precisamente con la finalidad de evitar ser inducido en error.

Lamentablemente en nuestro país no hay ninguna práctica similar ni tampoco alguna exigencia de los entes reguladores de precisar la información que se nos brinde. Mientras tanto, busquemos por propia cuenta evitar caer en falsas promesas y futuras decepciones.